Unos dirían por la derecha, otros que por la izquierda no, otros se dejarían llevar y así un largo etcétera de posibilidades. Yo una cosa tendría clara, podría ir por cualquiera lado, en ningún momento se cuestionó el medio de locomoción y yo tampoco soy de los que me dejo llevar… aunque me falta decidir a donde quiero ir.
Hoy mi buen amigo Diego, quien siempre me habla de manera directa y sin mucha diplomacia, me preguntó: ¿A donde quieres llegar?. Eso y un par de halagos sinceros han terminado por convencerme de un gran pequeño cambio a la hora de hacer las cosas.
Motiva encontrar a gente que confía y cree en ti, de nada valdría si no crees en ti mismo y yo de mí no tengo dudas.
Maestro, ¡¡mañana nos vemos!!… o pasado 🙂